Capítulo 1: del cielo al infierno
“Si el Wimbledon FC puede subir a Primera, no hay ningún logro fuera de nuestro alcance”. Corría 1986 y quien pronunciaba esas palabras en su discurso ante la Confederación de Empresarios Británicos era la primera ministra británica Margaret Thatcher.
Además de uno de torneos tenísticos más importantes del mundo, Wimbledon da nombre a un equipo de fútbol del barrio de Merton, en el sudoeste londinense. Deambuló durante más de un siglo por las categorías inferiores inglesas alejado de las portadas deportivas que ocupaban los innumerables vecinos de la capital (Arsenal, Tottenham, Chelsea, West Ham…) hasta que a mediados de los 80’, solo 9 años después de ingresar en el fútbol profesional y tras 4 ascensos en 5 años, los Dons alcanzaron por primera vez la Primera División inglesa.
No solo lograron admirar a la mismísima premier británica con su meteórico ascenso, sino que en 1988 se alzaron con la FA Cup derrotando contra todo pronóstico al Liverpool. Aquel equipo conocido como The Crazy Gang contaba entre otros con Vinnie Jones, un personaje que tras su etapa futbolística daría el salto a Hollywood para aparecer junto a Brad Pitt en películas como Snatch, cerdos y diamantes. Un argumento tan increíble como el desenlace que aguardaba a los Wombles tras aquel título de Copa que marcó un punto de inflexión en su Historia.
Incapaz de gestionar de forma igual de brillante sus finanzas, el Wimbledon FC se fue precipitando lentamente en una espiral de problemas económicos que acabaron primero con la pérdida de su estadio (1991), después con el descenso a Segunda (año 2000) tras 14 años en Primera y finalmente con una cruel desaparición (2003).
La peor pesadilla
La peor de las pesadillas a las que puede enfrentarse un aficionado al fútbol es la desaparición de su equipo. Los aficionados del Wimbledon FC no solo tuvieron que
afrontar 3 años de rumorología y angustia ante esa posibilidad sino que vieron como aquellos que decían venir a salvar el Club de su vida, acababan por secuestrarlo ante sus ojos con el beneplácito de las autoridades deportivas: los entonces dueños del Wimbledon acordaron con el empresario Pete Winkelman deslocalizar el FC a Milton Keynes (a 80 kms de distancia) para permitir después que se profanara su identidad cambiando nombre, escudo, colores y todo cuanto daba sentido a aquel Club centenario.
Pete Winkelman, tras varios intentos fallidos con otros clubes, vio en la debilidad de los Dons la oportunidad para asestar su particular pelotazo inmobiliario. El ex productor musical trasladaría a Milton Keynes un equipo de fútbol de categoría profesional (por aquel entonces era una de las pocas ciudades de más de 150.000 habitantes sin fútbol profesional) y con ello, haría posible la construcción de un nuevo estadio y la recalificación del espacio aledaño para una gran superficie comercial en un terreno de su propiedad. Una historia de lo más familiar para cualquier aficionado español.
La pesadilla se hacía realidad. Ante sus narices, ignorados y desprotegidos a pesar de su ruidosa movilización, los aficionados del Wimbledon FC vieron como su equipo acababa convertido en mercancía reciclada con destino a Milton Keynes. Sin embargo, aquel duro trance significaría también el inicio de una de las historias deportivas más asombrosas del siglo XXI protagonizada por aficionados anónimos para los que rendirse nunca fue una opción.
Capítulo 2: AFC Wimbledon, el Ave Fénix
El AFC Wimbledon nació en 2002 sobre las cenizas del maltrecho Wimbledon FC, en las profundidades de la pirámide futbolística inglesa (9ª categoría), herido y despreciado por organismos deportivos que se atrevieron incluso a cuestionar su (re)nacimiento.
Si llegar a Primera en los años 80 había resultado inverosímil hasta para Margaret Thatcher, lo que este grupo de aficionados iba a lograr acabaría por conquistar hasta Hollywood.
Determinados a evitar errores del pasado, el nuevo Club nació regido por y para los aficionados (Dons Trust) nadando contra corriente hacia los orígenes del fútbol. Consiguieron aproximarse a sus raíces adquiriendo tras muchos esfuerzos un pequeño estadio en Kingston upon Thames desde el que hoy continúan proyectando su retorno definitivo a Merton.
Su crecimiento deportivo les llevó a escalar año a año por la pirámide hasta ingresar de nuevo en la Football League (fútbol profesional) en 2011, siendo el primer club en lograrlo habiendo nacido en el siglo XXI. En total, 5 ascensos en 9 años, manteniendo intacto el espíritu fundacional de regirse por principios democráticos tutelados por los propios aficionados, reestableciendo los puentes con su comunidad original en Merton y mostrándose como fuente de inspiración para todos aquellos que se crecen ante la adversidad.
Se cierra el círculo
Tras 5 temporadas en la League Two, el 30 de mayo de 2016 ante 57000 espectadores, el AFC Wimbledon ascendía en Wembley a la League One (3ª categoría del fútbol inglés) después de derrotar 2-0 en la final del playoff al Plymouth Argyle. Una gesta que cerraba el círculo abierto solo 14 años antes: durante la temporada 16/17, por primera vez, AFC Wimbledon y Milton Keynes coincidirían en la misma categoría.
Capítulo 3: su momento
Cuando 14 años después, el Milton Keynes (que todavía conserva en su denominación oficial el apelativo ‘Dons’ sustraído) visite Kingsmeadow lo hará compitiendo en la misma categoría, la League One, en la que comenzó su andadura en 2003 tras reciclar los restos del Wimbledon FC. El AFC Wimbledon les recibirá 3 puntos por encima en la clasificación tras avanzar pulgada a pulgada desde las profundidades del fútbol amateur inglés, consiguiendo lo que la ciudad de Milton Keynes y Pete Winkelman no se atrevieron ni a intentar: ascender categoría a categoría hasta ganarse el derecho a jugar en la Football League.
Más allá de dos equipos, este martes se enfrentan dos modelos de fútbol antagónicos: el de quienes creen que todo lo pueden (comprar) porque todo lo tienen y el de quienes creen que el fútbol pertenece a los aficionados. Este martes, tras una travesía en soledad por el desierto, los aficionados del AFC Wimbledon podrán mirar orgullosos a su lado para encontrar a alguien que como ellos, ayudó a (re)construir un Club y un modelo basado en valores universales más allá de lo futbolístico: justicia, determinación, superación y lealtad.
Una preciosa historia que no ha pasado inadvertida en Hollywood, donde de la mano del guionista Richard Cordiner ya trabajan en la producción de una película en la que plasmar una hazaña que ha superado cualquier ficción imaginable.
Este martes cuando a las 19:30 eche a rodar el balón en Kingsmeadow lo hará como si nunca hubiera dejado de hacerlo desde 1889, transportando las ilusiones y anhelos de miles de aficionados wombles que permitirán que 11 privilegiados entrenados por el ex jugador Neal Ardley les representen en el terreno de juego durante el partido de sus vidas.